martes, 2 de mayo de 2017

Para saber un poco más: Informes especiales

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Guía de práctica clínica para el diagnóstico, tratamiento e inicio de la rehabilitación psicosocial de los adultos con esquizofrenia

El presente informe pertenece al Sistema General de Seguridad Social en Salud de Colombia. Brinda herramientas y estrategias basadas en evidencias para que los clínicos evalúen, traten y realicen una rehabilitación psicosocial a pacientes con diagnóstico de esquizofrenia. Las secciones del informe pertinentes para el tema de este blog, y que por lo tanto fueron usadas para sacar sus ideas principales, son las siguientes; Introducción (Marco conceptual) y Tratamientos psicoterapéuticos y psicosociales en fase aguda y de mantenimiento de los adultos con diagnostico de esquizofrenia.  
Una de las ideas principales de este informe es resaltar que, contrario a lo que se creía anteriormente, sí existen soluciones frente a la esquizofrenia, y no un pronóstico inevitable de decaimiento. Tanto Aguilar (2012) como Colciencias (2014) reconocen que la familia es un sistema que se afecta por la enfermedad (así esta recaiga aparentemente solo en uno de sus miembros) y debido a esto, y de acuerdo a las diferentes maneras en que exprese sus emociones, resulta ser un factor de influencia que afecta al sujeto con esquizofrenia. Por esta razón la idea de Aguilar (2012) de que cualquier reacción que genere cualquier integrante de la familia, tendrá un efecto en el desarrollo de la enfermedad del paciente. Así, ni las personas ni los problemas se encuentran aisladas, por el contrario, están siempre interconectadas. Tanto Aguilar (2012) como Colciencias (2014) reconocen que esta influencia puede ser positiva o negativa, de acuerdo a la dinámica de la familia. Para esto, este informe plantea la psicoeducación familiar (desarrollada en los 70s) como recurso en donde “se trata de educar a las familias sobre cómo sus conductas hacia el paciente pueden facilitar o impedir su recuperación”. (CO, 2014, P. 374). Así, busca que la familia se comprometa con el paciente, sea consciente de la enfermedad y de su dinámica familiar, y guiarlos hacia las mejores formas de interactuar con el problema para llegar a una pronta recuperación.
Este informe también demuestra la complejidad de la enfermedad, en tanto reconoce que no se trata de un problema que recae únicamente en quien la padece, sino que se extiende a otros elementos debido a que se encuentran conectados, y en donde en el desarrollo de la enfermedad entran en juego diferentes factores tales como el contexto (que puede ir desde la familia hasta el país) y el momento en que se realiza la intervención, entre muchos otros. Es necesario analizar el problema de la esquizofrenia más allá del propio diagnóstico, es decir, teniendo en cuenta el contexto en el que surge, optando por una mirada global, que abarque todos los diferentes factores que afectan al desarrollo del problema. Así mismo, este informe plantea que, así como la enfermedad puede provenir de varios elementos diferentes, a su vez puede expresarse y afectar diferentes facetas de la vida del paciente, por tanto es necesario que los sujetos reciban un manejo integral de su patología.
Finalmente, se evidencia cómo todas estas ideas se relacionan con la pregunta de indagación, que se pregunta por cómo llegar a entender la locura sin reducirla a un fenómeno individual. Se debe integrar a la familia en el análisis y solución del problema, operando sobre sus interacciones y sus conductas influyentes en el paciente. También se debe abarcar una mirada global, integral, que tome en cuenta diversos elementos para estudiar el problema, y no se reduzca a únicamente a una parte de él, y no caiga en el error de centrarse en el paciente como único sujeto afectado y sin posibilidad de cambio.

Accede al informe original haciendo click en este link: https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/INEC/IETS/GPC-Esquizofrenia-Completa.pdf   
Determinantes sociales de la salud mental
"La salud mental y muchos trastornos mentales comunes toman forma en muchas ocasiones, y en gran medida, por las condiciones sociales, económicas y del entorno físico en el que viven…este reporte propone acciones efectivas para reducir el riesgo de desórdenes mentales a lo largo del ciclo vital, a nivel comunitario y nacional. Incluye intervenciones estructurales, ambientales y locales. Estas acciones para prevenir los trastornos probablemente promuevan la salud mental en la población general.” (OMS, 2017, p. 8)
El reporte de la OMS (2017) se relaciona con lo planteado en el trabajo de grado de Aguilar (2012), pues a pesar de  que el primero se refiere más a los denominados “Trastornos mentales comunes” (ansiedad y depresión) que a la esquizofrenia, pues son este tipo de trastornos los que se ven más afectados por determinantes sociales, desde la terapia sistémica se entiende cómo los patrones de interacción familiar, y especialmente los dañinos que propician la esquizofrenia, pueden a su vez verse afectados por las condiciones y determinantes sociales en los que está envuelto el sistema familiar. El reporte permite entender, además, desde su enfoque curso de la vida (“life-course perpective”) que la salud mental no es un fenómeno individual, sino que está ligada a condiciones estructurales, y hechos específicos ligados a esas condiciones, que pueden tener consecuencias mucho después de que ocurren dichos hechos.
Imagen tomada de aquí.
La “locura”, entonces, no se constituye como un fenómeno individual, pues a pesar de que tiene un componente biológico, como se puede evidenciar en ambos trabajos (OMS y trabajo de grado de Aguilar) se resalta la importancia de abarcar el fenómeno desde una mirada global de la historia del problema, y en el caso específico de la esquizofrenia, desde una historia de abordaje que permita entender “toda la cosmovisión, del conjunto de interacciones y de sistemas que están o han estado alimentando los diferentes patrones patologizantes” (Aguilar, 2012,  p. 138). En este sentido, se entiende la locura como un fenómeno complejo que surge de la interacción al interior del sistema familiar, que al mismo tiempo es en sí un sistema vivo que esta interacción con otros sistemas recíprocos más amplios, y que se ve afectado por los determinantes contextuales (incluidos los sociales) de los otros sistemas con los que interactúa. Como plantea Aguilar (2012) “…aunque en muchas ocasiones el foco del problema (de la esquizofrenia) se constituye en las alucinaciones, el deterioro cognitivo, el aislamiento social y el diagnóstico de esquizofrenia, en muchas otras es necesario revisar cuál es el problema que hay más allá del diagnóstico, es decir tener en cuenta el contexto en el que emergen los diferentes patrones de interacción de las familias y cómo estos mantienen el problema” (p.140).



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Guía de intervención para trastornos mentales, neurológicos y de abuso de sustancias en contextos de salud no especializados: Acción para vencer las brechas en salud mental (mhGAP)
"Este programa ofrece a los planificadores de salud (...) un conjunto claro y coherente de actividades y programas para ampliar la atención de los trastornos mentales, neurológicos y por abuso de sustancias coherentes y programas para mejorar la atención de los trastornos MNS." (OMS, 2016). Para el caso de este blog, nos hemos centrado en los capítulos correspondientes a los trastornos mentales de carácter psicótico (nosología en la que está ubicada la esquizofrenia).

El informe de la OMS (2016) no sólo permite, así como el texto de Aguilar (2012), obtener información relevante y general acerca de cómo se manifiesta la esquizofrenia y cuáles son sus signos y síntomas, sino además determinar la enorme importancia de los cuidadores y familiares en la problemática de la “locura”. Así mismo, esta guía de intervención recalca la importancia de la participación de los allegados, los familiares y los cuidadores en el proceso de diagnóstico y tratamiento. Si bien Aguilar (2012), enfatiza en las formas en que el fenómeno de la esquizofrenia se da y se mantiene mediante determinadas interacciones familiares (doble-vincluares y esquizoides, entre otras), también insiste en la importancia de un tratamiento oportuno e integral proporcionado no sólo en la persona diagnosticada, sino en el sistema familiar, para evitar la configuración de los patrones relacionales en torno a los síntomas (Aguilar, 2012). En la guía proporcionada por la OMS (2016), se proponen lineamientos y  acercamientos útiles para saber cómo (desde la posición de profesionales de la salud), debemos involucrar a las familias y los cuidadores en el proceso del diagnóstico, tratamiento y seguimiento; y cómo a su vez, es fundamental explicarles de qué se trata la enfermedad en términos que puedan comprender, y en maneras que, en vez de inhabilitar y aislar a su familiar, lo ayuden a recuperar una vida funcional en comunidad (OMS 2016). Finalmente, es clave reflexionar respecto a cómo, una guía realizada por una organización mundial que tiene como objetivo proporcionar una forma accesible, inclusiva y prudente de evaluar y lidiar con enfermedades mentales, neurológicas y de abuso de sustancias universalmente, ya no está situada en una perspectiva biomédica y puramente empírico analítica, sino que se ha movido a dialogar con muchas otras disciplinas (que incluyen la importancia del abordaje psicosocial, de la reinserción en comunidad, de aprovechar la terapia ocupacional, del retorno a la funcionalidad económica y laboral de los pacientes, y de la utilización de herramientas de relajación y arte para la atenuación de los síntomas), para la consecución de un bienestar más íntegro no sólo en el paciente, sino también en quienes viven la locura de segunda mano. Este diálogo evidencia la incorporación de elementos de una postura sistémica (como la de Aguilar, 2012), en tanto ambos textos tienen en común el énfasis en un análisis del contexto del paciente y sus relaciones familiares y relacionales, y la importancia de no anular a la persona por haber recibido un diagnóstico, sino de procurar ayudarla para que lleve una vida lo más funcional posible en los diferentes sistemas en los que participa (familiar, laboral, académico, social, comunitario, etc…); de manera que se entiende al paciente, no como una mera muestra de la enfermedad (por ejemplo: El esquizofrénico o el loco), sino como una persona (con sus características de interacción, sus formas particulares e independientes de la enfermedad de actuar y de sentir), que está teniendo un problema que puede ser tratado sin manejo intrahospitalario, y desde los cambios en el hogar y la familia.
Accede al informe original haciendo click en este link: http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/250239/1/9789241549790-eng.pdf?ua=1





Referencias bibliográficas de informes escogidos:
Ministerio de Salud y Protección Social – Colciencias (CO). (2014). Guía de práctica clínicapara el diagnóstico, tratamiento e inicio de la rehabilitación psicosocial de los adultos con esquizofrenia. (no. 29). Recuperado de https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/INEC/IETS/GPC-Esquizofrenia-Completa.pdf   
World Health Organization and Calouste Gulbenkian Foundation (2014). Social determinants of mental health. Geneva: World Health Organization. Recuperado de http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/112828/1/9789241506809_eng.pdf?ua=1
Las imágenes de los números provienen de este sitio.

World Health Organization (2016). mhGAP Intervention Guide for Mental, Neurological and Substance use disorders in non-specialized health settings: mental health Gap Action Programme (mhGAP) – version 2.0. Geneva. Recuperado de: http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/250239/1/9789241549790-eng.pdf?ua=1

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