"El feminicidio es el asesinato de mujeres-el crimen sobre las mujeres-, con rasgos de crueldad, cometido en razón del odio de género, y en razón de una retórica del menosprecio sobre el cuerpo femenino" (Bidaseca en de la Puente, 2014, min. 9)
FEMINICIDIO: cuatro aproximaciones
En este video, Roberto de la Puente hace una compilación de las visiones de 4 mujeres sobre el feminicidio. Karina Bidaseca (Socióloga), Cristina Alcalde (Antropóloga), Rita Segato (Antropóloga) y Maruja Barrig (comunicadora), presentan lecturas y visiones sobre este crimen. En el video se establece como el feminicidio es el acto extremo de violencia contra la mujer, que generalmente es antecedido historia de otros actos violentos contra la víctima. Se resalta además que el tipo más común es el feminicidio por parte de la pareja íntima. El feminicidio es un concepto tanto discursivo como político, que se constituye como una victoria del movimiento feminista en conjunto con la academia.
Segato plantea que para comprender este tipo de crímenes es preciso entender a qué se le llama hombre y a qué se le llama mujer; según la antropóloga, estos son nombres que se les dan a dos posiciones dentro de una estructura de relación vertical, en la que una (mujer) está subordinada a la otra (hombre), cuando estas posiciones están enmarcadas en una sociedad patriarcal. Dicha sociedad le exige al hombre cumplir un mandato, en el cual se espera que ocupe la posición que le corresponde. Es aquí donde surgen los problemas, pues depende del hombre cómo decida responder a este mandato. En este sentido, la agresión por motivos de género constituye una aceptación de las posiciones dentro de una estructura específica. La violencia de género se relaciona directamente con otros tipos de violencia como la institucional y estructural, por lo cual las mujeres se ven afectadas en todas sus esferas.
En los últimos tiempos, se han generado algunos cambios en la estructura debido a un “deseo de autonomía” (todavía no autonomía) por parte de las mujeres, que desequilibra el sistema y genera crisis. En este sentido, se sugiere que los hombres utilizan la violencia de pareja porque se sienten una crisis en su poder reflejado en su masculinidad, y esto no solo abarca el hogar sino otros espacios de violencia. Lo anterior claramente no justifica la violencia, pero si le ha permitido a las investigadoras comprender el fenómeno más a fondo.
El control más importante lo sitúan sobre el cuerpo de las mujeres; los hombres están dispuestos a compartir el espacio de poder político con ellas, más no a dejarlas que controlen su propio destino a partir del uso autónomo de sus cuerpos. Por esto, el hombre viola para mostrar y exhibir que puede hacerlo, para mostrar que puede tener ese control. Por otro lado, los responsables no son solo los hombres, también está involucrado el Estado que fomenta la impunidad y genera condiciones que promueven este tipo de violencia.
Este es un delito que se da de manera diferente de acuerdo a factores como la raza, orientación sexual, edad, ubicación geográfica etc. La violencia de género es una problemática que debe ser atendida por el Estado y ya no pertenecer más a esferas privadas sino públicas.La privatización y naturalización de las violencias basadas en género en la imaginación colectiva, ha resultado en que los crímenes hacia las mujeres no sean judicializados en la medida en que, siendo considerados parte de un fuero privado, no son llevados a la esfera pública ni a la denuncia.
Siendo los medios de comunicación elementos tan importantes para moldear las formas en que comprendemos el mundo; deben entenderse también como aquella herramienta que establece nuestras opiniones sobre la violencia. Hablar sobre feminicidios, contar historias de violencia hacia la mujer, y la utilización de académicos o personas que sean expertas en temas de género y trabajen con personas que han sufrido este tipo de violencias, serviría, no sólo para visibilizar el fenómeno, sino además para relatar el por qué de éste, los antecedentes, las causas y lo que puede hacerse para prevenirlo. Así mismo, difundir mediáticamente y con el énfasis en la protección a las víctimas (en vez de su revictimización por medio de dispositivos machistas), serviría para generar formas de prevención, desnaturalizando a su vez esta problemática, y quebrantando la conexión entre las masculinidades y la violencia.
Existen instituciones estatales que tienen como responsabilidad principal la protección a las mujeres, y les han fallado de manera sistemática. En la mayoría de los casos han dejado de cumplir su labor, en otros han hecho una labor insuficiente, y en otros han actuado cuando ya es muy tarde. Las mujeres no están siendo protegidas por el Estado, y este es un causante de muchos casos que terminan en feminicidio; se ignoran las denuncias previas y se evita la realización de órdenes de restricción, la toma de medidas de protección adecuadas, o se carece de albergues u hogares protectores efectivos y accesibles. Estos elementos deben ser analizados para comprender cómo, por acciones pertinentes del Estado, se podría evitar que los sujetos feminicidas consigan llegar a esta instancia (si las víctimas son debidamente protegidas y escuchadas en sus denuncias).
Una de las expertas invita a las mujeres a que se unan para construir espacios “domésticos” comunitarios que permitan la creación de vidas colectivas, de la generación de vínculos asociativos y de cuidado, y una valorización o empoderamiento mutuo. Estos serían lugares donde las mujeres podrían convivir con hombres, siempre y cuando éstos aprecien, apoyen y respeten la unión de las mujeres en pro de su propia protección y defensa de derechos.
Comentario: ¿Y la locura?
En el momento en que nos enfrentamos a relacionar los temas de “locura”, con la problemática de violencias basadas en género, es fundamental no caer en la legitimación de fenómenos de este tipo de actos por medio de justificaciones ligadas a alteraciones en la salud mental de los victimarios, en tanto esta no es la razón por la que suceden (al menos no en la grandísima mayoría de los casos), y podría generar una revictimización y que se exima de responsabilidad a los abusadores o asesinos.
Proponemos entonces, para relacionar ambas temáticas, la creación de programas de protección a la salud mental de las víctimas. Como las expertas del video lo indican, el Estado debería cumplir con una debida protección a la mujer, tanto en términos preventivos, como en la atención a sus denuncias, y la toma de medidas pertinentes de seguridad. A su vez, consideramos urgente que se le den a las mujeres espacios donde reciban una atención integral para sanar y para reconstruirse luego de haber sufrido abusos (estos serían, más que sólo albergues de protección, casas donde habría atención médica, psicológica, jurídica y apoyo recreativo para las víctimas). Se pensarían como espacios de empoderamiento femenino, de creación de vínculos y de apoyo para las mujeres que han sido violentadas y sus hijos (en caso de que los tengan). Debe tenerse en cuenta que un alto número de mujeres que son asesinadas por su condición de mujer, han denunciado previamente a su feminicida y han sido ignoradas por parte del Estado. En caso de que existieran estos espacios de real protección y accesibilidad, podrían evitarse muchos casos de feminicidio, podrían ser escuchadas las víctimas (repercutiendo esto a su vez en la debida judicialización de los victimarios), y se les podría ayudar a las mujeres a reconstruir proyectos de vida, actividades laborales, etc…
La epistemología sistémica desde la que se trabaja en la tesis de Aguilar (2012),es tremendamente útil cuando buscamos analizar un caso tan complejo como el de las violencias basadas en género. Esta es una problemática que abarca toda una serie de sistemas y subsistemas (macro y micro), pasando desde lo estatal, hasta lo comunitario, hasta lo familiar, hasta lo conyugal, hasta los microdispositivos de violencia.
Por lo tanto, las soluciones a esta problemática no solo se deben centrar en el acompañamiento psicológico a las víctimas, sino a su vez en promover una adecuada comprensión del fenómeno. Esta se puede lograr siguiendo la epistemología planteada por Aguilar (2012) en su tesis, quien plantea que los fenómenos deben abarcarse desde una perspectiva más integral y global, que involucre no a un único actor del fenómeno, sino a todos los participantes, es decir, a todo el sistema de personas e instituciones que influyen en el desarrollo del problema.
Referencias:
¿Cómo, por qué, cuándo y dónde se produce el asesinato de mujeres?
Karina Bidaseca, Cristina Alcalde, Rita Segato y Maruja Barrig.
Karina Bidaseca, Cristina Alcalde, Rita Segato y Maruja Barrig.
Publicado en Youtube 28 Nov 2014
Video producido por la Maestría en Estudios de Género de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Realización: Roberto de la Puente, Noviembre 2014.