martes, 9 de mayo de 2017

Perspectivas sobre el feminicidio: ¿Qué relación puede tener con la locura?

"El feminicidio es el asesinato de mujeres-el crimen sobre las mujeres-, con rasgos de crueldad, cometido en razón del odio de género, y en razón de una retórica del menosprecio sobre el cuerpo femenino" (Bidaseca en de la Puente, 2014, min. 9)

FEMINICIDIO: cuatro aproximaciones


En este video, Roberto de la Puente hace una compilación de las visiones de 4 mujeres sobre el feminicidio. Karina Bidaseca (Socióloga), Cristina Alcalde (Antropóloga), Rita Segato (Antropóloga) y Maruja Barrig (comunicadora), presentan lecturas y visiones sobre este crimen. En el video se establece como el feminicidio es el acto extremo de violencia contra la mujer, que generalmente es antecedido historia de otros actos violentos contra la víctima. Se resalta además que el tipo más común es el feminicidio por parte de la pareja íntima. El feminicidio es un concepto tanto discursivo como político, que se constituye como una victoria del movimiento feminista en conjunto con la academia.

Segato plantea que para comprender este tipo de crímenes es preciso entender a qué se le llama hombre y a qué se le llama mujer; según la antropóloga, estos son nombres que se les dan a dos posiciones dentro de una estructura de relación vertical, en la que una (mujer) está subordinada a la otra (hombre), cuando estas posiciones están enmarcadas en una sociedad patriarcal. Dicha sociedad le exige al hombre cumplir un mandato, en el cual se espera que ocupe la posición que le corresponde. Es aquí donde surgen los problemas, pues depende del hombre cómo decida responder a este mandato. En este sentido, la agresión por motivos de género constituye una aceptación de las posiciones dentro de una estructura específica. La violencia de género se relaciona directamente con otros tipos de violencia como la institucional y estructural, por lo cual  las mujeres se ven afectadas en todas sus esferas.

En los últimos tiempos, se han generado algunos cambios en la estructura debido a un “deseo de autonomía” (todavía no autonomía) por parte de las mujeres, que desequilibra el sistema y genera crisis. En este sentido, se sugiere que los hombres utilizan la violencia de pareja porque se sienten una crisis en su poder reflejado en su masculinidad, y esto no solo abarca el hogar sino otros espacios de violencia. Lo anterior claramente no justifica la violencia, pero si le ha permitido a las investigadoras comprender el fenómeno más a fondo.  

El control más importante lo sitúan sobre el cuerpo de las mujeres; los hombres están dispuestos a compartir el espacio de poder político con ellas, más no a dejarlas que controlen su propio destino a partir del uso autónomo de sus cuerpos. Por esto, el hombre viola para mostrar y exhibir que puede hacerlo, para mostrar que puede tener ese control. Por otro lado, los responsables no son solo los hombres, también está involucrado el Estado que fomenta la impunidad y genera condiciones que promueven este tipo de violencia.

Este es un delito que se da de manera diferente de acuerdo a factores como la raza, orientación sexual, edad, ubicación geográfica etc. La violencia de género es una problemática que debe ser atendida por el Estado y ya no pertenecer más a esferas privadas sino públicas.La privatización y naturalización de las violencias basadas en género en la imaginación colectiva, ha resultado en que los crímenes hacia las mujeres no sean judicializados en la medida en que, siendo considerados parte de un fuero privado, no son llevados a la esfera pública ni a la denuncia.

Siendo los medios de comunicación elementos tan importantes para moldear las formas en que comprendemos el mundo; deben entenderse también como aquella herramienta que establece nuestras opiniones sobre la violencia. Hablar sobre feminicidios, contar historias de violencia hacia la mujer, y la utilización de académicos o personas que sean expertas en temas de género y trabajen con personas que han sufrido este tipo de violencias, serviría, no sólo para visibilizar el fenómeno, sino además para relatar el por qué de éste, los antecedentes, las causas y lo que puede hacerse para prevenirlo. Así mismo, difundir mediáticamente y con el énfasis en la protección a las víctimas (en vez de su revictimización por medio de dispositivos machistas), serviría para generar formas de prevención, desnaturalizando a su vez esta problemática, y quebrantando la conexión entre las masculinidades y  la violencia.

Existen instituciones estatales que tienen como responsabilidad principal la protección a las mujeres, y les han fallado de manera sistemática. En la mayoría de los casos han dejado de cumplir su labor, en otros han hecho una labor insuficiente, y en otros han actuado cuando ya es muy tarde. Las mujeres no están siendo protegidas por el Estado, y este es un causante de muchos casos que terminan en feminicidio; se ignoran las denuncias previas y se evita la realización de órdenes de restricción, la toma de medidas de protección adecuadas, o se carece de albergues u hogares protectores efectivos y accesibles. Estos elementos deben ser analizados para comprender cómo, por acciones pertinentes del Estado, se podría evitar que los sujetos feminicidas consigan llegar a esta instancia (si las víctimas son debidamente protegidas y escuchadas en sus denuncias).

Una de las expertas invita a las mujeres a que se unan para construir espacios “domésticos” comunitarios que permitan la creación de vidas colectivas, de la generación de vínculos asociativos y de cuidado, y una valorización o empoderamiento mutuo. Estos serían lugares donde las mujeres podrían convivir con hombres, siempre y cuando éstos aprecien, apoyen y respeten la unión de las mujeres en pro de su propia protección y defensa de derechos.

Comentario: ¿Y la locura?

En el momento en que nos enfrentamos a relacionar los temas de “locura”, con la problemática de violencias basadas en género, es fundamental no caer en la legitimación de fenómenos de este tipo de actos por medio de justificaciones ligadas a alteraciones en la salud mental de los victimarios, en tanto esta no es la razón por la que suceden (al menos no en la grandísima mayoría de los casos), y podría generar una revictimización y que se exima de responsabilidad a los abusadores o asesinos.

Proponemos entonces, para relacionar ambas temáticas, la creación de programas de protección a la salud mental de las víctimas. Como las expertas del video lo indican, el Estado debería cumplir con una debida protección a la mujer, tanto en términos preventivos, como en la atención a sus denuncias, y la toma de medidas pertinentes de seguridad. A su vez, consideramos urgente que se le den a las mujeres espacios donde reciban una atención integral para sanar y para reconstruirse luego de haber sufrido abusos (estos serían, más que sólo albergues de protección, casas donde habría atención médica, psicológica, jurídica y apoyo recreativo para las víctimas). Se pensarían como espacios de empoderamiento femenino, de creación de vínculos y de apoyo para las mujeres que han sido violentadas y sus hijos (en caso de que los tengan). Debe tenerse en cuenta que un alto número de mujeres que son asesinadas por su condición de mujer, han denunciado previamente a su feminicida y han sido ignoradas por parte del Estado. En caso de que existieran estos espacios de real protección y accesibilidad, podrían evitarse muchos casos de feminicidio, podrían ser escuchadas las víctimas (repercutiendo esto a su vez en la debida judicialización de los victimarios), y se les podría ayudar a las mujeres a reconstruir proyectos de vida, actividades laborales, etc…

La epistemología sistémica desde la que se trabaja en la tesis de Aguilar (2012),es tremendamente útil cuando buscamos analizar un caso tan complejo como el de las violencias basadas en género. Esta es una problemática que abarca toda una serie de sistemas y subsistemas (macro y micro), pasando desde lo estatal, hasta lo comunitario, hasta lo familiar, hasta lo conyugal, hasta los microdispositivos de violencia.

Por lo tanto, las soluciones a esta problemática no solo se deben centrar en el acompañamiento psicológico a las víctimas, sino a su vez en promover una adecuada comprensión del fenómeno. Esta se puede lograr siguiendo la epistemología planteada por Aguilar (2012) en su tesis, quien plantea que los fenómenos deben abarcarse desde una perspectiva más integral y global, que involucre no a un único actor del fenómeno, sino a todos los participantes, es decir, a todo el sistema de personas e instituciones que influyen en el desarrollo del problema.  

Referencias:
¿Cómo, por qué, cuándo y dónde se produce el asesinato de mujeres?
Karina Bidaseca, Cristina Alcalde, Rita Segato y Maruja Barrig.
Publicado en Youtube 28 Nov 2014
Video producido por la Maestría en Estudios de Género de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Realización: Roberto de la Puente, Noviembre 2014. 

martes, 2 de mayo de 2017

Para saber un poco más: Informes especiales

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Guía de práctica clínica para el diagnóstico, tratamiento e inicio de la rehabilitación psicosocial de los adultos con esquizofrenia

El presente informe pertenece al Sistema General de Seguridad Social en Salud de Colombia. Brinda herramientas y estrategias basadas en evidencias para que los clínicos evalúen, traten y realicen una rehabilitación psicosocial a pacientes con diagnóstico de esquizofrenia. Las secciones del informe pertinentes para el tema de este blog, y que por lo tanto fueron usadas para sacar sus ideas principales, son las siguientes; Introducción (Marco conceptual) y Tratamientos psicoterapéuticos y psicosociales en fase aguda y de mantenimiento de los adultos con diagnostico de esquizofrenia.  
Una de las ideas principales de este informe es resaltar que, contrario a lo que se creía anteriormente, sí existen soluciones frente a la esquizofrenia, y no un pronóstico inevitable de decaimiento. Tanto Aguilar (2012) como Colciencias (2014) reconocen que la familia es un sistema que se afecta por la enfermedad (así esta recaiga aparentemente solo en uno de sus miembros) y debido a esto, y de acuerdo a las diferentes maneras en que exprese sus emociones, resulta ser un factor de influencia que afecta al sujeto con esquizofrenia. Por esta razón la idea de Aguilar (2012) de que cualquier reacción que genere cualquier integrante de la familia, tendrá un efecto en el desarrollo de la enfermedad del paciente. Así, ni las personas ni los problemas se encuentran aisladas, por el contrario, están siempre interconectadas. Tanto Aguilar (2012) como Colciencias (2014) reconocen que esta influencia puede ser positiva o negativa, de acuerdo a la dinámica de la familia. Para esto, este informe plantea la psicoeducación familiar (desarrollada en los 70s) como recurso en donde “se trata de educar a las familias sobre cómo sus conductas hacia el paciente pueden facilitar o impedir su recuperación”. (CO, 2014, P. 374). Así, busca que la familia se comprometa con el paciente, sea consciente de la enfermedad y de su dinámica familiar, y guiarlos hacia las mejores formas de interactuar con el problema para llegar a una pronta recuperación.
Este informe también demuestra la complejidad de la enfermedad, en tanto reconoce que no se trata de un problema que recae únicamente en quien la padece, sino que se extiende a otros elementos debido a que se encuentran conectados, y en donde en el desarrollo de la enfermedad entran en juego diferentes factores tales como el contexto (que puede ir desde la familia hasta el país) y el momento en que se realiza la intervención, entre muchos otros. Es necesario analizar el problema de la esquizofrenia más allá del propio diagnóstico, es decir, teniendo en cuenta el contexto en el que surge, optando por una mirada global, que abarque todos los diferentes factores que afectan al desarrollo del problema. Así mismo, este informe plantea que, así como la enfermedad puede provenir de varios elementos diferentes, a su vez puede expresarse y afectar diferentes facetas de la vida del paciente, por tanto es necesario que los sujetos reciban un manejo integral de su patología.
Finalmente, se evidencia cómo todas estas ideas se relacionan con la pregunta de indagación, que se pregunta por cómo llegar a entender la locura sin reducirla a un fenómeno individual. Se debe integrar a la familia en el análisis y solución del problema, operando sobre sus interacciones y sus conductas influyentes en el paciente. También se debe abarcar una mirada global, integral, que tome en cuenta diversos elementos para estudiar el problema, y no se reduzca a únicamente a una parte de él, y no caiga en el error de centrarse en el paciente como único sujeto afectado y sin posibilidad de cambio.

Accede al informe original haciendo click en este link: https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/INEC/IETS/GPC-Esquizofrenia-Completa.pdf   
Determinantes sociales de la salud mental
"La salud mental y muchos trastornos mentales comunes toman forma en muchas ocasiones, y en gran medida, por las condiciones sociales, económicas y del entorno físico en el que viven…este reporte propone acciones efectivas para reducir el riesgo de desórdenes mentales a lo largo del ciclo vital, a nivel comunitario y nacional. Incluye intervenciones estructurales, ambientales y locales. Estas acciones para prevenir los trastornos probablemente promuevan la salud mental en la población general.” (OMS, 2017, p. 8)
El reporte de la OMS (2017) se relaciona con lo planteado en el trabajo de grado de Aguilar (2012), pues a pesar de  que el primero se refiere más a los denominados “Trastornos mentales comunes” (ansiedad y depresión) que a la esquizofrenia, pues son este tipo de trastornos los que se ven más afectados por determinantes sociales, desde la terapia sistémica se entiende cómo los patrones de interacción familiar, y especialmente los dañinos que propician la esquizofrenia, pueden a su vez verse afectados por las condiciones y determinantes sociales en los que está envuelto el sistema familiar. El reporte permite entender, además, desde su enfoque curso de la vida (“life-course perpective”) que la salud mental no es un fenómeno individual, sino que está ligada a condiciones estructurales, y hechos específicos ligados a esas condiciones, que pueden tener consecuencias mucho después de que ocurren dichos hechos.
Imagen tomada de aquí.
La “locura”, entonces, no se constituye como un fenómeno individual, pues a pesar de que tiene un componente biológico, como se puede evidenciar en ambos trabajos (OMS y trabajo de grado de Aguilar) se resalta la importancia de abarcar el fenómeno desde una mirada global de la historia del problema, y en el caso específico de la esquizofrenia, desde una historia de abordaje que permita entender “toda la cosmovisión, del conjunto de interacciones y de sistemas que están o han estado alimentando los diferentes patrones patologizantes” (Aguilar, 2012,  p. 138). En este sentido, se entiende la locura como un fenómeno complejo que surge de la interacción al interior del sistema familiar, que al mismo tiempo es en sí un sistema vivo que esta interacción con otros sistemas recíprocos más amplios, y que se ve afectado por los determinantes contextuales (incluidos los sociales) de los otros sistemas con los que interactúa. Como plantea Aguilar (2012) “…aunque en muchas ocasiones el foco del problema (de la esquizofrenia) se constituye en las alucinaciones, el deterioro cognitivo, el aislamiento social y el diagnóstico de esquizofrenia, en muchas otras es necesario revisar cuál es el problema que hay más allá del diagnóstico, es decir tener en cuenta el contexto en el que emergen los diferentes patrones de interacción de las familias y cómo estos mantienen el problema” (p.140).



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Guía de intervención para trastornos mentales, neurológicos y de abuso de sustancias en contextos de salud no especializados: Acción para vencer las brechas en salud mental (mhGAP)
"Este programa ofrece a los planificadores de salud (...) un conjunto claro y coherente de actividades y programas para ampliar la atención de los trastornos mentales, neurológicos y por abuso de sustancias coherentes y programas para mejorar la atención de los trastornos MNS." (OMS, 2016). Para el caso de este blog, nos hemos centrado en los capítulos correspondientes a los trastornos mentales de carácter psicótico (nosología en la que está ubicada la esquizofrenia).

El informe de la OMS (2016) no sólo permite, así como el texto de Aguilar (2012), obtener información relevante y general acerca de cómo se manifiesta la esquizofrenia y cuáles son sus signos y síntomas, sino además determinar la enorme importancia de los cuidadores y familiares en la problemática de la “locura”. Así mismo, esta guía de intervención recalca la importancia de la participación de los allegados, los familiares y los cuidadores en el proceso de diagnóstico y tratamiento. Si bien Aguilar (2012), enfatiza en las formas en que el fenómeno de la esquizofrenia se da y se mantiene mediante determinadas interacciones familiares (doble-vincluares y esquizoides, entre otras), también insiste en la importancia de un tratamiento oportuno e integral proporcionado no sólo en la persona diagnosticada, sino en el sistema familiar, para evitar la configuración de los patrones relacionales en torno a los síntomas (Aguilar, 2012). En la guía proporcionada por la OMS (2016), se proponen lineamientos y  acercamientos útiles para saber cómo (desde la posición de profesionales de la salud), debemos involucrar a las familias y los cuidadores en el proceso del diagnóstico, tratamiento y seguimiento; y cómo a su vez, es fundamental explicarles de qué se trata la enfermedad en términos que puedan comprender, y en maneras que, en vez de inhabilitar y aislar a su familiar, lo ayuden a recuperar una vida funcional en comunidad (OMS 2016). Finalmente, es clave reflexionar respecto a cómo, una guía realizada por una organización mundial que tiene como objetivo proporcionar una forma accesible, inclusiva y prudente de evaluar y lidiar con enfermedades mentales, neurológicas y de abuso de sustancias universalmente, ya no está situada en una perspectiva biomédica y puramente empírico analítica, sino que se ha movido a dialogar con muchas otras disciplinas (que incluyen la importancia del abordaje psicosocial, de la reinserción en comunidad, de aprovechar la terapia ocupacional, del retorno a la funcionalidad económica y laboral de los pacientes, y de la utilización de herramientas de relajación y arte para la atenuación de los síntomas), para la consecución de un bienestar más íntegro no sólo en el paciente, sino también en quienes viven la locura de segunda mano. Este diálogo evidencia la incorporación de elementos de una postura sistémica (como la de Aguilar, 2012), en tanto ambos textos tienen en común el énfasis en un análisis del contexto del paciente y sus relaciones familiares y relacionales, y la importancia de no anular a la persona por haber recibido un diagnóstico, sino de procurar ayudarla para que lleve una vida lo más funcional posible en los diferentes sistemas en los que participa (familiar, laboral, académico, social, comunitario, etc…); de manera que se entiende al paciente, no como una mera muestra de la enfermedad (por ejemplo: El esquizofrénico o el loco), sino como una persona (con sus características de interacción, sus formas particulares e independientes de la enfermedad de actuar y de sentir), que está teniendo un problema que puede ser tratado sin manejo intrahospitalario, y desde los cambios en el hogar y la familia.
Accede al informe original haciendo click en este link: http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/250239/1/9789241549790-eng.pdf?ua=1





Referencias bibliográficas de informes escogidos:
Ministerio de Salud y Protección Social – Colciencias (CO). (2014). Guía de práctica clínicapara el diagnóstico, tratamiento e inicio de la rehabilitación psicosocial de los adultos con esquizofrenia. (no. 29). Recuperado de https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/INEC/IETS/GPC-Esquizofrenia-Completa.pdf   
World Health Organization and Calouste Gulbenkian Foundation (2014). Social determinants of mental health. Geneva: World Health Organization. Recuperado de http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/112828/1/9789241506809_eng.pdf?ua=1
Las imágenes de los números provienen de este sitio.

World Health Organization (2016). mhGAP Intervention Guide for Mental, Neurological and Substance use disorders in non-specialized health settings: mental health Gap Action Programme (mhGAP) – version 2.0. Geneva. Recuperado de: http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/250239/1/9789241549790-eng.pdf?ua=1